lunes, 13 de diciembre de 2010

Este caviarcillo, controla el Poder Judicial

Andrés Bedoya Ugarteche

LA ORTIGA

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Abuso, odio, huachafería�

11 de Diciembre del 2010

 

      

LIMA | Me encanta el trío Keiko, Rey, Yoshiyama. Creo que voy a votar por ellos. En mi anterior artículo me referí al actual propietario del Poder Judicial, al men de los jueces, al mandamás de la justicia, al hombre que baja el pulgar en el coliseo. No estoy sugiriendo que -de ganar en las elecciones- se proceda a la liberación del condenado a cadena perpetua, a quien de milagro no le han puesto una máscara de hierro.

Lo que se me ocurre es que todos los videos -absolutamente todos- relacionados con el juicio y condena de Fujimori y que deben estar guardados por ahí� si no los han hecho desaparecer, se han reproducido públicamente una vez más. Allí aparecerán detalles nuevos. Ahora podrán fijarse en el verdadero rostro de San Martín, en las caras de los fiscales, fiscalitos, y demás sujetos que intervinieron en ese histórico Auto de Fe. Verán cómo gran parte de ellos no son --ni mucho menos- normales. Allí hay obsesiones maníaco-depresivas, complejos y cuánto hay. Quienes hemos estudiado derecho sabemos que, por lo general, los últimos de la clase "terminan" en el Poder Judicial. Conozco a varios, cada uno más bruto que el otro. Pero bueno, no es regla general.

En todo caso y volviendo a las grabaciones de la ejecución en la Plaza Pública, les sugiero la máxima atención. Miren con muchísimo cuidado los ojos, la mirada de San Martín. Si hacen un cuidadoso estudio de fondo de ojo, van a descubrir lo que es el verdadero y auténtico odio, la maldad pura, la obsesión incontrolable. Vean cuidadosamente esos ojos diabólicos donde se refleja la tristeza y la muerte. El horror mismo de tener a Belcebú cara a cara. Háganme caso. El espanto que van a sentir va a ridiculizar la mirada de Satanás. Por comparación, esta va a parecer María Goretti.

San Martín me recuerda al inspector Javert, el implacable persecutor de Jean Valjean, el héroe de Víctor Hugo en Los Miserables. Absolutamente malvado por naturaleza, incapaz de cambiar. Bueno, si los comparamos estos patitas terminan siendo compadres.

Se dice que cuando San Martín -en sus noches de mayor paz- sueña con Fujimori, despierta sobresaltado ante la presencia de la Gran Ballena Blanca y no puede dejar de cojear por el resto del día.

Pero el mundo da muchas vueltas, San Martincito. Muchas vueltas. No esperes que la suerte te sonría por siempre.

Toros, caballos y huachafería:- Me voy a referir a la tauromamaquia y a los caballos de paso peruanos. Pero no me voy a ocupar del horror ni de la tortura ni de esos concursos en donde si has visto un caballo de esos los has visto todos. No. Simplemente la huachafería.

Cuando yo era jovencito me encantaba ir a "la plaza de toros". Así se llamaba: "plaza de toros". Con el correr de los años perdí la afición ante tanta sangre. En todo caso, la actividad continuó, pero el vocabulario se fue, como quien dice, "sofisticando". Luego resultó que los limeños ya no van "a la plaza", sino "a los toros". Y ahora ya ni eso. Ahora "van a toros" ¿No es cojonudo?

Pero, obviamente, ahí no queda la cosa. Tú eres un pata que no fuma y odia el vino, pero si quieres ir "a toros" -por lo menos a sombra donde va la pituquería- tienes que disfrazarte de "entendido". Gorrita de paño con dibujos escoceses, un enorme y maloliente habano, además del odre de plástico lleno de coca cola. Algunos, más encojonados que tú, sacan de la sombrerera su sombrero calañés (o cordobés o lo que sea), lo que les da el aire español que tanto añoran.

¡Y las hembritas! ¡Pa' qué te cuento de las hembritas! Cada una quiere ser una auténtica faraona, con sus peinetas que más parecen arados, todas son cármenes sevillas y lolas flores. Todas despliegan bellísimos mantones y capotes floreados y se soplan tres horas de pasodobles.

¡Ah, sí! Una advertencia: por lo menos con unas tres semanas de entrenamiento, tienes que conseguir sacar un fuerte dejo andaluz en tu habla, y así puedes disfrutar de por lo menos 4 horas de hispanidad. Buena suerte.

Mamacona:- ¿Creo que así se llama el sitio este donde se hacen concursos de caballos de paso? Bueno, si has visto uno los has visto todos. Lo que no entiendo es esta suerte de "orgullo" por tener un solípedo que no debe galopar porque se jode. Hace algunos años vi un documental sobre los Tennessee walking horses. Igualitos a los de acá, pero allá no les dan tanta importancia. En fin, cosas de jinetes.

Pero si tienes pensado ir a Mamacona, no te olvides del uniforme. Camisa y pantalón blanco, sombrero de ala ancha del mismo color y un poncho con ribetes, aunque te estés cagando de calor.

Y algo muy importante: preocúpate de estar cerca del fotógrafo de Caretas, de Cosas o de Hola. Eso es básico. Y olvídate del jean, no te dejan pasar.

Hasta más vernos



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