domingo, 1 de agosto de 2010

La Hoz y el martillo

Un intelectual no puede ser emocional. Porque eso lo aleja de la verdad y al verdadero intelectual le interesa le verdad. No el poder. Eso no quiere decir que no tenga sus propios intereses personales y eso no no tiene nada de malo. Por eso ser un verdadero intelectual es una tarea dificil, es una vida dificil
 Sobre todo cuando uno no tiene indepedendencia economica.
Cuando se es emocional uno termina por creer lo que mas le gusta , lo que mas le conviene, lo que mas se acomoda en sus esquemas mentales y morales y en su propia personalidad.
Para muchos ser un buen hombre,es decir un buen ser humano es preocuparse por los pobres, por la injusticia social ,aunque en su casa exploten a sus empleadas, aunque tengan abandonados a sus padres y nunca llegen a reconciliarse con ellos en vida. Parece que el preopcuparse por personas en abstracto que no conocen y que no es malo es bueno, es un consuelo para la orfandad de lo primero. Es como una compensacion, una penitencia a sus remordimientos. Porque el impulso moral tiene que salir por cualquier parte. El que carece del valor de la honestidad, indispensable para ser un verdadero intelectual, sino uno se convierte en un panfletero, ve la paja en el ojo ajeno pero no ve la viga en el suyo. No se da cuenta que critica lo que el hace.
Si uno pensara asi, uno podria decir que derecho tienen unos cuantos caviares (comunistas pitucos) de apoderarse de una universidad que originalmente es Catolica. Y que fue creada con ese fin. Uno podria sospechar de la falta de autenticidad de una universidad que es manejada por religiosos. Uno piensa asi porque uno es asi. Acaso no  podriamos sospechar de una universidad que es manejada por ateos o comunistas que creen en el socialismo como si fuera una ciencia perfecta y acabada incapaz de  ninguna revision, como si fuera la religion mas fundamentalista?. No te hace fundamentalista el ser religioso o el ser ateo. Te hace asi la falta de un espiritu critico y tolerante.El creerse dueno de la verdad. La falta de creatividad para crear nuevas ideas, que te hacen victima del colonialismo mental. La falta de ese impulso por la busqueda de la verdad cueste lo que cueste. Sino muchos de los grandes genios de la humanidad no lo hubieran podido ser a causa de su religiosidad.
Conoce usted en el siglo veinte algun estado catolico o cristiano que haya sido tan intolerante como los estados ateos comunistas que han existido y existen todavia.
 
 

 

La cruz, la espada y la PUCP

 Por Alberto Adrianzén M.

El otro hecho importante esta semana, además del discurso presidencial, ha sido un comunicado publicado en la página tres del diario El Comercio (27/07/10) en el cual un poco más de 150 personas dan su aval político y religioso al cardenal Cipriani.  Semanas atrás, otro comunicado, esta vez firmado por obispos de varios lugares del país, también hacía lo mismo. Estos y otros hechos ratifican que el cardenal está decidido a dar una dura batalla por el control de la  PUCP, pero también por construir un frente conservador conducido por el Opus Dei.

El comunicado en mención no solo es, como dicen los firmantes, un gesto de solidaridad, simpatía y desagravio sino también un aval político y religioso a Cipriani por su labor pastoral. Sería bueno que los firmantes lean la sección del  Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) referida al papel nefasto que tuvo la iglesia ayacuchana, conducida por Cipriani, durante los años de la violencia política, para que concluyan cuán lejos están de la verdad. Cipriani, y hay que recordarlo siempre, fue uno de los pocos obispos que decidieron clavar en la puerta de su iglesia un letrero que decía que ahí no se atendían temas vinculados a los derechos humanos. Por esos mismos años, cuando colaboraba activamente con la dictadura fujimorista y con los militares, dijo que la Coordinadora de los Derechos Humanos era una cojudez.

No hay sorpresas entre quienes firman: militantes del Opus, fujimoristas, dirigentes empresariales, periodistas, dueños de medios, señoras de la alta sociedad, dirigentes apristas y familiares del cardenal, acompañados de unos pocos políticos que se autocalifican de liberales o socialdemócratas. Firma, el presidente del PJ, Javier Villa Stein, quien, cuando menos, debió abstenerse puesto que el contencioso que la PUCP mantiene con Cipriani aún se ventila en los tribunales. Firmar ese comunicado de alguna manera es adelantar opinión.

Avalar el indigno comportamiento de Cipriani en Ayacucho; legitimar su pretensión de intervenir y apoderarse de la PUCP para convertirla en un reducto del Opus Dei; apoyar una pastoral que se fundamenta en un conjunto de valores francamente conservadores y antimodernos; convertirlo en una suerte de héroe nacional y víctima al mismo tiempo de los sectores progresistas; además de ser vergonzoso y reaccionario, es un indicador de que, para los firmantes, la PUCP no es el único objetivo. También lo son los miembros de la  CVR,  principalmente Salomón Lerner Febres, su informe final y todos aquellos que, de una u otra manera, hemos apoyado esa labor y que defendemos los DDHH y una democracia plural.  Lo que se busca es convertir a Cipriani en uno de los voceros, acaso el principal, de un discurso político autoritario y emblema de  los sectores más conservadores de este país.

Tampoco es extraño que este comunicado salga a los pocos días de conocerse una nueva y cuestionable (por no decir ilegal) resolución del Tribunal Constitucional (12/07/10),  que le ordena al PJ acatar el fallo sobre la PUCP. Lo que  busca el TC (y el gobierno) es intervenir en un proceso judicial en marcha para apresurar la entrega de este centro universitario a Cipriani. Dicho en pocas palabras, que la intervención del Opus Dei se produzca durante este gobierno, que le ha dado no solo espacio sino también protección política a este grupo religioso derechista y al propio Cardenal.

Se puede tener discrepancias, como las tengo, con la PUCP; sin embargo, creo que entregar esta universidad a manos del Opus Dei y del señor Cipriani sería una derrota cultural y política y eso es sin duda lo que está buscando este sector. Significaría el triunfo del fundamentalismo y, por lo tanto, del oscurantismo sobre el pensamiento crítico y libre. Pero sería también la derrota de una elite que se niega a ser liberal y que se somete, una vez más, al tutelaje, como diría Sartori, de la cruz y la espada.

(*) albertoadrianzen.lamula.pe

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